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NOCIONES DE ARTE MODERNO (XIII) -DESDE FINALES S.XIX. 

EL MODERNISMO (1ª parte).

Texto: Pepe Hd. Rubio

Desde finales del S.XIX se había estado forjando otro de los cambios trascendentales en el panorama del arte conocido que, por fortuna, se prolongaría durante los primeros años y siguientes en el recién estrenado siglo. Desde una perspectiva histórica, la Revolución Industrial quedaba plenamente consolidada con innovaciones técnicas de todo tipo, en aras del crecimiento económico que imponía el sistema capitalista de producción. Rentabilidad, progreso, avances científicos… eran las cuestiones prioritarias a las que aspiraba el mundo occidental para el beneficio de una sociedad cada vez más interrelacionada, principalmente por el desarrollo en el transporte de trenes y navíos.  Las contrapartidas fueron las convulsiones políticas y bélicas en la composición de los países, las rivalidades nacionalistas, las desigualdades entre clases sociales (clases altas, burguesía, proletariado), o unos procesos colonialistas que tocaba a su fin no sin grandes desajustes entre las partes. Pero el periodo fin de siècle implicaba dejar atrás el trauma de la guerra franco-prusiana, y también suponía el inicio político de los Estados Unidos, donde cierto inconsciente optimista presidía la recomposición mundial. Todo ello tuvo su máximo eco en la etapa de la belle époque, unos años de portentosa actividad en todas las facetas humanas, con la burguesía y el proletariado como clases hegemónicas hasta llegar a los albores de la Primera Guerra Mundial (1914).

Con todo, un nuevo mundo en el campo de la creación artística se iba asentando. Para encauzar dicha renovación, el Modernismo se erigió en una corriente capaz de aglutinar la diversidad de manifestaciones en todos los campos del arte. El desarrollo histórico servía de base para nuevas concepciones formales y significativas, tanto en arquitectura como en pintura, escultura, artes gráficas o artes decorativas, además de un transformador fenómeno de expresión que nació en aquel periodo de transición al S.XX: el cine.

Modernismo, Art nouveau, Modern Style, Style Liberty son las denominaciones que se atribuyeron con idéntico sentido en diversos países a un arte joven e innovador, capaz de insuflar un espíritu cultural acorde con aquella evolución histórica tan dinámica. Desde entonces, constante e imparablemente, se fue registrando una serie de gustos en el arte que, influyó de manera determinante en las creaciones posteriores, o bien, tuvo una vida efímera producto de la rapidez en que se desenvolvía el mundo moderno.

Lo que sí quedaba claro de forma genérica era que, había que romper radicalmente con el pasado, que las fórmulas artísticas hasta entonces conocidas no debían entorpecer las nuevas derivas. Por tanto, la apuesta por el futuro desde el mismo presente, o por un progreso sin limitaciones, eran nociones que el arte experimentaría de primera mano en las primeras décadas del siglo. Entre los valores de una nueva civilización en ciernes para el siglo XX, figuraba la democratización de la expresividad estética. Socializar el arte y promover su cercanía a la sociedad de masas eran sus metas. Incluso se buscaba que los objetos más cotidianos tuvieran una impronta de belleza y modernidad. Y como máxima pretensión, se perseguía una libertad absoluta que no sólo rompiera con los estilos dominantes, sino también que defendiera la individualidad del creador..

En pintura, el postimpresionismo, el puntillismo o el simbolismo de los años noventa ya anunciaban esa libertad total, el comienzo de una creatividad alejada de estereotipos realistas que se adentraba en algo diferente, en la libertad imaginativa del artista. Así, el modernismo pictórico se basó en el abandono de temas cotidianos, para sustituirlos por temas de erotismo femenino, simbología de dibujos geométricos diversos (líneas, curvas, espirales) formas orgánicas vegetales de flores, hojas y tallos, y todo, procurando que el espacio disponible de la obra se completara por entero, apostando por el horror vacui (horror al vacío).

Marc Chagall, autorretrato. 1911

 

En arquitectura, las edificaciones de fábricas, oficinas y viviendas se destinaban a la eficiencia y a la rentabilidad espacial. Los avances de la ciencia permitieron ahondar en las técnicas constructivas de años anteriores, los materiales empleados ofrecían mayor resistencia. Además, se incorporaron con fruición el cristal y el acero, que se trabajó ampliamente junto al hierro en las grandes obras de ingeniería. Los arquitectos no solo intervenían en sus proyectos, sino que también participaban de manera integral en la misma decoración, en el diseño de los elementos o en el mobiliario. Igualmente, se cultivó la construcción neogótica, de gran empaque visual.

Biblioteca de Glasgow. School of Arts. 1907. Mackintosh

En escultura, infinitas obras se inspiraron en la naturaleza, con predominio de elementos vegetales alrededor de un motivo central. Líneas curvas, máxima estilización de la obra, delicadas imágenes femeninas, detallismo de cabellos, exotismo y orientalismo de los motivos … una considerable gama de propuestas con materiales de todo tipo: mármol para monumentos grandes, bronce, marfil y metales preciosos para objetos más delicados, o cerámica y vidrio para objetos cotidianos y de orfebrería.

En las artes decorativas, el modernismo tuvo especial protagonismo en obras de gran refinamiento de rejería, joyería, cristalería, cerámica, y buena parte de los objetos de la vida cotidiana, incluso de disfrute público, como parques, kioscos, estaciones, farolas, bancos, urinarios… La fantasía del modernismo también alcanzó a las artes gráficas, donde la inspiración en otras culturas como las estampas japonesas jugó un papel muy destacado. Avanzado el siglo XX, la deriva del modernismo decorativo cristalizaría en el Art déco de los años diez y veinte, mucho más sofisticado.

                                                            William Morris, Cray Textile,           1889

 

Como influencias, grupos y artistas que trabajaron desde el Modernismo cabe destacar la arquitectura victoriana, donde el hierro forjado se dejaba a la vista y cumplía una función constructiva de primer orden; o el artista polifacético William Morris, que desde el movimiento británico Arts and Crafts durante la segunda mitad del siglo XIX defendía una forma artesana de trabajar, lejos de los procesos mecánicos; o la arquitectura de Víctor Horta, que desde su taller de Bruselas ejerció una influencia decisiva en el diseño moderno de innumerable casas; o la Guild and School de Londres dedicada a las decoraciones interiores de forja, joyería, esmalte y mobiliario; o los nuevos rótulos comerciales de los carteles publicitarios de Paris, impulsados con gran exquisitez por el artista checo Alfons Mucha, así como sus encuadernaciones, postales y posters de gran riqueza estética, muy seguidos internacionalmente desde la perspectiva de la naciente ilustración.

Ilustración gráfica de Alfons Mucha (1900 aprox.)

Junto a París o Bruselas, Barcelona fue un centro indiscutible y esencial del Modernismo europeo, con el grupo Els Quatre Gats (los cuatro gatos) y la taberna del mismo nombre construida por Puig i Cadafalch a la manera parisina, y donde expuso Picasso por primera vez en 1900. La arquitectura de Gaudí se convirtió en todo un referente modernista  con obras como la Casa Milá (o Pedrera).

Casa Milá – Gaudí -1906-1910

 

P.Hd. R.

Fuentes:

https://historia-arte.com/movimientos/art-nouveau 

https: //enciclopediadehistoria.com 

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