Exposición RESET de Ángel Haro.
Palacio del Almudí (C. Plano de San Francisco, 8, Murcia)
Hasta el 7 de Enero. De Lun. a Sáb. 11-14 y 18-21h; Dom. 11-14h
Por Pepe Hernández Rubio
Los medios murcianos ya se han encargado sobremanera de comentar la exposición RESET del artista Ángel Haro. ¿Qué más se puede aportar, entonces? Poco, pues. Por tanto, leyendo aquí y allá, visitando la sala de columnas de “el Almudí”, y, sobre todo, tomando algunas nociones vertidas por el propio artista en una jugosa entrevista radiofónica, hace unos días, sinteticemos algunas ideas valiosas. Así, Ángel ha sido fiel a la pintura como formato insobornable de sus orígenes, ha homenajeado a la fisicidad (vaya palabro) del fenómeno plástico, sí, allí donde el protagonismo es el contacto mismo de la materia con el soporte. Y es ahí donde las consecuencias derivadas también toman su carta de naturaleza: las descuidadas manchas, gotas y rasguños, que desmañadamente se suceden alrededor de los motivos. Porque esa es la intención primaria de Haro: reivindicar el hipotético caos pictórico del proceso, liberarse de todo obstáculo que pudiera frenar su gesto, mediante una suerte de aquel action painting de los 50`y 60` del expresionismo abstracto tan exuberante en otras latitudes, que en nuestro país tuvo su eco en los informalistas de El Paso (Saura, Tápies, Feito, Canogar…); no en vano, Ángel, en su reseteo, se confiesa heredero de aquel grupo tan visionario en la oscura España de mediados de S. XX.
Con todo, el número reducido de obras obedecen a un motivo, a una idea, ahí están los títulos de Mala Mar o Diamante Malo, con alusiones bien explícitas. Pero prima la emocionalidad del artista, la experimentación estética sobre unos soportes de materiales reciclados, que reclaman una segunda utilidad (lonas, papeles, cuerdas…). Y el resultado de cada obra es una abstracción de una fuerza evidente pero contenida, con muy pocas gamas de color, donde el atisbo de escaleras, collages y otros motivos también se postula.
En Reset hay ensayo, hay error, quizá haya búsqueda (todos buscamos), pero lo que no hay es trascendencia dimensional, individual o espiritual. Fuera de modas y de modos actuales, el trabajo de Ángel Haro discurre por caminos directos y analógicos. Aunque las nuevas generaciones piden legítimamente su espacio, todo es compatible con el conocimiento de la obra del reputado pintor y escenógrafo (y todo no van a ser pantallitas). La honestidad de Haro se dirige a palpar sin ambages el arte de pintar.
P. Hdez. R.