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EXPOSICIÓN “DISTANCIA SIN MEDIDA” de MANOLO QUEJIDO

MADRID: MUSEO REINA SOFÍA, SEDE PALACIO VELÁZQUEZ (El Retiro).

Hasta el 16 mayo.

 

Por Pepe Hdez. Rubio

Si viajáis a Madrid próximamente y tenéis tiempo, os recomendamos la visita a una de las exposiciones estrella de esta temporada: “Distancia sin medida” de Manolo Quejido. Organizada por el Museo Reina Sofía, la soberbia muestra del pintor andaluz se exhibe en el Palacio Velázquez del Retiro madrileño. Se trata de un recorrido por la trayectoria del pintor que, resume las variantes estéticas concebidas durante más de cincuenta años. Atendiendo a los comentarios de los medios y del comisariado, podemos esbozar una síntesis de su camino artístico.

Ya en los años sesenta Quejido se adhirió al neoexpresionismo y a un geometrismo en blanco y negro que marcaban las tendencias del momento, no sin aportar una creatividad propia más en consonancia con su placer de experimentar (de ahí sus series Delirium, Siluetas y Secuencias).

Al respecto, también practicó el gusto por el pop art, influenciado por Warhol y Hockney, con unas obras plenas de fuerte colorido que evocan alegría y pasión, e incluso actitudes irónicas y provocadoras.

De veraneo

Superada esta primera fase, en los setenta y primeros ochenta apostó por indagar en las posibilidades de la pintura, por sus variantes plásticas y tonalidades, plasmando su trabajo en formatos de gran tamaño, como en La familia y Bañistas, donde también importa la composición. Igualmente, por esta época practicó una impronta fauvista de gran relieve. Además, perteneció por estas fechas al grupo de la Nueva Figuración Madrileña, como reacción al informalismo pictórico.


Bañistas, 1976

Mecágrafa, 1978 

 

Desensueño 1979

Poco después mostraría mayor interés en la representación escénica, como en la representación monumental de las puertas de IP (1980), haciendo constar una separación neta entre el espacio del espectador y el ámbito del lienzo, concebido desde una planitud que no recurre a medidas objetivas.

IP, 1980

Esta práctica aumentará en los noventa y años siguientes, donde el pintor explora en la capacidad del propio lienzo para albergar dimensiones: hasta qué punto el cuadro posee la cualidad de contener profundidad y espacio acotado, cuestiones que refleja en su serie Tabiques, protagonizadas por la bidimensionalidad.

Tabiques

Será aquí donde Quejido aborda el acto de pensar y pintar, sobre la inmediatez de la cuestión plástica producto de una reflexión constante: la pintura como obra y como acción, dos sentidos distantes en apariencia.

La pintura, 2002

Con todo, ya avanzado el SXXI, el pintor acude a la denuncia de la banalidad de la imagen ofrecida por los medios. Sus obras contienen un sentido claro de protesta contra los estereotipos consumistas de nuestro tiempo, un sentido crítico contra la práctica derrochadora de nuestra civilización, y algunas de sus obras llevan por título Sin nombre.

Así mismo, se entremezclan cuestiones de índole político, que a llevaría a forjar formatos de variado tamaño, donde lo importante es un espíritu social más comprometido.

P.Hdez. R.

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