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“PIEDRAS QUE HABLAN”

 JUAN JOSÉ MOLINA VILLAESCUSA

(artista multidisciplinar)

PIEDRAS QUE HABLAN

Las piedras, con su ilusión de permanencia, son testigos mudos de la vida que fluye.

Hay piedras que hablan, olvidadas, esparcidas por ahí, difíciles de ver; nos cuentan sus historias en lenguas imposibles de traducir, cuyo significado se ha perdido para siempre hace milenios.

Las piedras que hablan son seres antiguos, que emergen de la tierra, entre el verdor de la hierba, como voces del pasado y, aunque adolecen de olvido y abandono, nunca pierden su esencia ni su valor.

Así se dibuja la presencia en el intervalo, entre las piedras que hablan y los seres que viven, un juego eterno de sombras y verdades, que nos muestra una belleza y una sabiduría que todavía se intuye.

El mármol, la caliza y la arenisca son piedras de distinta dureza y calidades, que permiten formas audaces con distintos acabados. Son materiales pétreos ampliamente utilizados en la escultura debido a su belleza natural y su capacidad de ser tallados con precisión.

El mármol se caracteriza por su elegancia y variedad de colores, desde el blanco puro (por ejemplo de Macael, Almería), tonos cremas o marfil (Abanilla, Murcia) hasta tonalidades más intensas como verdes, rojos (Cehegín, Murcia, Alicante), hasta llegar al negro (Calatorao, Zaragoza). Es muy apreciado por su textura suave y su capacidad para reflejar la luz.

Muy vistosos y usados ampliamente desde la época de los romanos son los mármoles de Carrara y el travertino, con sus clásicas irregularidades que le confieren una personalidad propia y bien diferenciada.La caliza y la arenisca son materiales más porosos, lo que les confiere una textura más rugosa y una apariencia más rústica. Estas piedras ofrecen una amplia gama de tonalidades y patrones naturales, lo que las hace ideales para transmitir un aspecto más orgánico y terroso.

La vinculación del ser humano con la piedra es muy antigua y se remonta a los albores de la civilización. Desde tiempos prehistóricos, el ser humano ha utilizado la piedra como herramienta, arma y material de construcción.

En las primeras etapas de la evolución humana, la piedra fue fundamental para la creación de herramientas rudimentarias. Los primeros seres humanos tallaban la piedra para fabricar utensilios, como puntas de lanza y de flecha, cuchillos y raspadores, que les permitían cazar recolectar y procesar alimentos.  A lo largo de la historia, la piedra ha sido empleada en la construcción de monumentos, templos y edificios emblemáticos. Civilizaciones antiguas, como íberos, egipcios, persas, griegos y romanos, utilizaron la piedra en la arquitectura para crear estructuras duraderas y grandiosas, como las pirámides, templos y magníficas obras de ingeniería como puentes y acueductos, algunas de las cuales han sobrevivido al paso del tiempo.

La escultura en piedra ha sido una forma de expresión artística muy arraigada en muchas culturas. En algunos pueblos del pacífico se usaban antiguamente como moneda, y en el Neolítico trasladaban y agrupaban grandes piedras para la realización de  monumentos megalíticos en Europa con profundos significados rituales. La piedra ha sido y es un material duradero y resistente que ha acompañado al ser humano a lo largo de su historia, dejando un legado tangible de su relación con este elemento natural.

La piedra le ha brindado al ser humano protección y refugio: desde tiempos remotos, los seres humanos utilizaron cuevas y abrigos naturales como protección contra los elementos y como refugio seguro. La solidez y resistencia de la piedra ofrece seguridad, generando un sentimiento ancestral de protección.

También ha sido asociada con lo sagrado y lo espiritual, como podemos evidenciar del megalitismo, probablemente relacionado con eventos de carácter sagrado y ritual. Y, a pequeña escala, con símbolos religiosos o amuletos, los innumerables ejemplos de figuritas o idolillos con representación humana o animal de diversas y antiguas culturas, representando una conexión profunda entre el ser humano y lo divino (sus creencias).

La piedra es un elemento natural y primordial, y  la vinculación con la naturaleza es intrínseca en la experiencia humana. La textura, forma y colores de la piedra evocan una conexión ancestral con nuestro entorno natural.

Hay algo atávico que nos une a la piedra y esta resonancia profunda de la historia y en nuestra psicología trasciende su mera utilidad material.

Juan José Molina Villaescusa. mayo, 2023

José Hernandez Rubio

Autor José Hernandez Rubio

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