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MANUEL PAEZ.  25 AÑOS DE RESILIENCIA PICTÓRICA.

FACT. BELLAS ARTES-UNIVERSIDAD MURCIA (C. ESPINARDO)

HASTA EL 24 MAYO

EL SUEÑO DE GOLIAT

Texto: Antonio García López, profesor BB.AA. (comisario)

25 años de resiliencia pictórica, es la propuesta expositiva que Manuel Páez nos trae a la Sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Murcia. El proyecto, comisariado por Antonio García López, se presenta como un evento paralelo al acto de entrega del retrato institucional que recientemente ha pintado al Dr. Mariano Flores Gutiérrez, decano en el periodo 2014- 2020 de la Facultad de Bellas Artes. En ese sentido la exposición se ha planteado como una oportunidad para dar a conocer a la comunidad universitaria, pero también por extensión al resto de la ciudadanía, la figura de este destacado artista murciano.

LA CODICIA

Para aquellos que todavía no sepan de Manuel Páez, lo primero que podemos subrayar es la enorme capacidad que tiene para expresarse en múltiples disciplinas artísticas, y aunque la muestra que ahora nos ocupa se centra en una pequeña panorámica de su faceta como pintor, hemos de subrayar que su gran destreza incluye otros ámbitos como la escultura. Precisamente esta polivalencia le convierte en un “maestro” con todo el peso que adquiere el término, es decir, definido como “de una persona o de una obra: De mérito relevante entre las de su clase” (RAE, 2014). Pero a pesar de la destreza y dominio de conocimientos técnicos que hacen de este artista un disfrute para los ojos, hemos de sumar sus dotes comunicativas y su capacidad para la enseñanza artística, algo que hemos tenido la oportunidad de observar cuando ha ejercido como profesor en nuestra facultad. En cualquier caso, Manuel Páez no ha querido distraerse del camino marcado, y es por ello que ha centrado todo su esfuerzo en el arte como universo exclusivo; territorio siempre peligroso y complicado donde no es nada fácil sobrevivir. No siempre son claros ni transparentes los hilos manejados desde el mercado del arte, y múltiples son los factores que intervienen en la visibilidad de un artista y en el reconocimiento de su obra; pero precisamente por ello, esta exposición tiene su razón de ser en el contexto Universitario.

La Universidad como institución, además de fomentar la formación continua más allá de los valores a corto plazo, debe ser capaz de generar conocimiento y hacer de las personas sujetos capaces de pensar de modo libre y autónomo. En ese preciso contexto, donde el dogma no tiene cabida, la resiliencia de Manuel Páez produce admiración en cuanto a “capacidad de adaptación frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (RAE, 2014) . Es posible que muchos nos preguntemos qué sentido tiene seguir pintando hoy sabedores de formas más rápidas de crear imágenes. Estamos asistiendo a una revolución algorítmica en la que con un solo click, la inteligencia artificial, nos ofrece infinidad de soluciones visuales. Pero es precisamente en ese contexto hostíl para la pintura, donde el trabajo de Manuel Páez adquiere más justificación que nunca, porque precisamente ahora que los vientos van en otra dirección, la pintura puede afrontarse como una forma de resistencia y de pensamiento antagónico a la invasiva celeridad visual que nos rodea.

EL BANQUETE

De este modo, el aparente anacronismo de Manuel Páez es solo una interpretación desviada de un propósito mayor que pasa por devolvernos una mirada pausada y más humana, donde el misterioso territorio de la pintura se hace fuerte como materia. Evidentemente esta actitud a la contra tiene su coste, es por ello que la lucha no solo es ante los elementos externos de unos modelos de industria cultural que están a otra cosa; si no que Manuel Paez, eleva la apuesta y hace de su lucha una batalla total, en la que el principal enemigo es uno mismo. Es por ello que no ha de extrañarnos su presencia recurrente como protagonista compositivo en obras como El sueño de Goliat, en la que literalmente Páez se somete al macabro ritual de una automutilación. Acciones que implican sacrificios y decisiones siempre dolorosas y traumáticas, pero necesarias como catarsis para la creación, porque el buen artista sabe que no puede dormirse en la autocomplaciencia, y que siempre afrontará su última obra con la necesidad de superar a la anterior.

Más allá de su indiscutible dominio técnico y de su perfección formal, lo que procuramos poner en valor con “veinticindo años de resiliencia”, es precisamente, la actitud empecinada de Manuel Páez, que con su inquebrantable planteamiento estilístico, nos somete al territorio de la duda, a imágenes repletas de enigmas, y a constantes preguntas de las que no alcanzamos a adivinar su respuesta. Una apuesta irrenunciable hacia la pintura como territorio para la resiliencia y que en el ámbito universitario bien podemos equiparar a la ardua tarea de fomentar el libre pensamiento en contextos de financiación limitada. Es por todo ello y mucho más, que consideramos la trayectoria mantenida durante estos últimos veinticinco años, como una anomalía digna de estudio para nuestros estudiantes en bellas artes, en un contexto como el actual, donde existe gran confusión y una irresistible tendencia a considerar el arte como globalmente alienado. Se trata en definitiva de reivindicar el papel de su pintura como apuesta indisoluble frente al ruido visual que nos rodea, precisamente porque a pesar de tratarse de un modelo de creación siempre en peligro de extinción, nunca dejará de sorprendernos por su renovada y misteriosa perspectiva.

Antonio García López (comisario)

RAE, Real Academia Española (2014). Maestro. En Diccionario de la Lengua Española (23ª ed.) [en línea]: https://dle.rae.es/maestro 

RAE, Real Academia Española (2014). Resiliencia. En Diccionario de la Lengua Española (23ª ed.) [en línea]: https://dle.rae.es/resiliencia?m=form

José Hernandez Rubio

Autor José Hernandez Rubio

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