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LA ESCULTURA VISIGODA DE SAN PEDRO DE LA NAVE (Zamora, S.VII)

Miguel Cortés Arrese – Universidad de Castilla-La Mancha

Construida unas décadas antes de la invasión musulmana, entre los años 680 y 711, la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave (Zamora) alberga un conjunto escultórico de enorme potencial significativo y estético.

La fábrica arquitectónica se construyó a base de una estructura perfecta de sillares sin mortero, con todo, impacta más la riqueza artística de sus esculturas. Se trata de dos tipologías.

Una consiste en una serie de círculos con figuras vegetales y animales que se encuentran en un friso ancho del exterior, donde las aves simbolizan las almas de los difuntos participando eternamente del banquete eucarístico, representado por los racimos de vid. En el arte cristiano, se asimilaría al Jardín del Edén, y también serían elementos muy trabajados para adornar tejidos y pequeños muebles litúrgicos.

Foto: Historia 16

La otra, son los capiteles de las columnas adosadas a los muros, con un trabajo de labra de gran calidad técnica respecto a obras visigodas anteriores. Recogen diversos momentos bíblicos que se adaptan al espacio triangular del capitel, y poseen un claro sentido didáctico: el Sacrificio de Isaac, Daniel entre los leones o los Cuatro Apóstoles. Con un estilo sobrio y sencillo, sin preocupación por el equilibrio de la proporcionalidad, importa más recoger los detalles anecdóticos, casi desapercibidos. La iconografía primitiva cristiana obtuvo en San Pedro de la Nave uno de sus mejores resultados, que más tarde influiría decisivamente en las maneras de hacer de la miniatura mozárabe.

Fotos: Historia 16

                                      M. Cortés

   

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